jueves, 28 de abril de 2011

MOCOA, LA CAPITAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO: UNA IMAGEN

Mocoa


Reunión de la Organización Zonal Indígena - OZIP-
Sendero
Auditorio de la Casa de la Cultura, hoy en día abandonado
Sólo funciona allí una emisora
El escenario
Al Humo: Un restaurante de Mocoa
Hay sectores arborizados
La Iglesia principal
Los bomberos en paro
Al fondo, la sede de la OZIP
Calle de Mocoa, al fondo la serranía de los Churumbelos
Glorieta y monumento al indígena
Plaza principal de Mocoa



Nos escribe Benja Gutiérrez:

Estimados amigos Cibernautas Descalzos.
Municipio de La Calera. Vereda Santa Elena

Estuvimos en Mocoa capital del Departamento del Putumayo, una hermosa y rica región azotada por la violencia política, el asedio de paramilitares y guerrilleros de las FARC, el narcotráfico, la corrupción administrativa, y un no resulto conflicto étnico- territorial. Y cómo si fuera poco, una pirámide de especulación que allí nació -DMG- y que puso en vilo el sistema financiero del país, y que dejó en la ruina a numerosas familias del Departamento. El Putumayo es un fractal del país y una verdadera olla a presión de problemas sociales.
La piñata de las regalías petroleras y otros recursos públicos, mantiene una clase política que todos denuncian como corrupta.
Los indígenas tienen un peso importante en al vida política del Departamento, pero existen enormes contradicciones entre quienes son originarios del Putumayo – ingas, sionas, cofanes y witoto- y los indígenas que han llegado de los Andes o el Pacífico en busca de mejores tierras, oportunidades, o como víctimas del desplazamiento forzado. Hay en la actualidad comunidades y cabildos naza y yanacona, del departamento del cauca; kamentzá del Putumayo andino; embera de la región del Pacífico, una numerosa población awa del occidente de Nariño, y quizá el grupo mayoritario, los pasto, del altiplano nariñense, en proceso de recuperación cultural o re-indianización, y que llegaron allí, originalmente, como campesinos colonos. A esto se suma una numerosa población afrodescendiente que llegó a la región, inicialmente, en los años 60s, para la construcción del oleoducto tras-andino.
La gente, en voz baja, se queja de los crímenes y abusos permanentes de los grupos o bandas paramilitares y la guerrilla de la FARC, fuerzas sostenidas allí por el lucrativo negocio del narcotráfico. También trafican con la madera, no sólo del Departamento donde prácticamente acabaron con las maderas precisosas, sino que también con las del Ecuador.

Existe mucho temor entre los indígenas por el auge de la exploración y explotación de hidrocarburos. Consideran que se volvió un obstáculo a sus reclamos territoriales, y por la experiencia vivida en el Departamento, piensan que la explotación de estos recursos no trae consigo bienestar, sino que, por el contrario, presión sobre las tierras y violencia.
El "Plan Colombia" parece haber tenido un éxito relativo en la sustitución de los cultivos ilícitos de plantas de coca, en especial entre los indígenas a través del progrma concertado con la Organización Zonal Indígena del Departamento – la OZIP- conocido como “ Raiz por raíz”. Pero dejó una estela de proyectos agroindustriales, verdaderos “elefantes blancos”, abandonados a todo lo largo y ancho del Putumayo, y en consecuencia, una gran frustración entre la población. “A los operadores “gringos”, - nos decía una persona que entrevistamos -, lo único que les interesaba era gastar grandes cantidades de dinero, no importaba su viabilidad técnica y económica, para poder cobrar jugosas comisiones por la administración de los recursos invertidos. Hay aserríos, fábricas, edificios, obras, todas, hoy en día abandonadas y cubiertas de malezas”. Y agregaba: “…esa gente jugaba de manera irresponsable con el dinero de los contribuyentes de su país y con las esperanzas de la gente del campo de nuestro Departamento”.
Nos dio pesar ver el edificio de la Casa de la Cultura, construida con el esfuerzo de la ciudadanía, hoy en día un lugar abandonado y en ruinas. Hay una Fundación que dicen, está tratando recuperar este lugar. Ojala las entidades públicas hagan algo por esta Casa. El departamento y la ciudad necesitan lugares para el encuentro, la palabra y la creación.
Moca es una ciudad amable y sus habitantes personas hospitalarias.
Nos sorprendió la ciudad, que no obstante estos problemas, mantiene una importante dinámica comercial. Nos llamó la atención la conurbación con Villagarzón y fue muy grato sentir el espíritu de sus habitantes, que pese a la adversidad, creen y sueñan un futuro mejor para su Departamento y su ciudad.
Les enviamos algunas fotografías.

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