sábado, 24 de abril de 2010

PASAJE LEJANO

Foto Enrique Sánchez
Pasaje lejano


Sucedió en el tiempo de los dados desnudos
Cuando el sol radiante de julio
Adormecía a los ancianos en sus bancos
Y el niño que jugaba con una rana
Ignoraba todo sobre la dialéctica de Hegel.

Sucedió en el tiempo esférico
Cuando el dulce olor de las espermas
En la procesión de la Virgen del Carmen
Exacerbaba los sentidos
Y el niño que no sabía quién era Emmanuel Kant
Descubrió un rinoceronte en la calle.

Era Un tiempo en el que pequeños seres de azúcar
-Rellenos de licor-
Yacentes en su caja de madera
Acariciaban los sueños de un niño
Que había visto una serpiente volando
Alrededor del sol.

Era el tiempo feliz en que las puertas de la escuela
Permanecían abiertas
Y el niño no sabía todavía
Que el concreto es concreto
Porque es la síntesis de múltiples
Desilusiones.
Rafael Benjamín

domingo, 18 de abril de 2010

ALFREDO VANIN ROMERO: EL POETA DEL MAR PACÍFICO

Foto Enrique Sánchez
" El poeta, etnólogo y escritor Alfredo Vanín nace a orillas del río Saija, cerca de Guapi, en 1950. A los catorce años de edad mostró sus dotes poéticos con la escritura de una poesía que él mismo llama amorosa, y que fue recogida en su primer libro de poemas titulado Alegando que Vivo en 1967. El maravilloso entorno de su infancia va plagar toda su obra de una complicada cosmovisión entre afro-descendiente, hispánico e indígena que aparece en sus poemas trenzada como en un laberinto. El estudio de la literatura y la antropología le va a aportar a su bagaje la mitología griega, y la encontraremos en gran parte de su obra creativa siempre en referencia al mar. Entre historias de tundas y sirenas, de antepasados aherrojados y de buscadores de oro y de esperanzas que corresponden a símbolos de esas diferentes culturas, Alfredo Vanín reconstruye el Pacífico Colombiano. En sus poemarios, la naturaleza, el mar, los golfos, los acantilados, los arrecifes, el mangle se convierten en vehículos metafóricos del erotismo y de esa poderosa voluntad de rebeldía y confrontación constante con el statu quo que puede verse mucho mejor reflejada en sus novelas. La obra de Alfredo Vanín puede leerse como un diálogo de culturas muy diversas que han convergido y se han trenzado y han fundado un nuevo universo amalgamado, capaz de dar cuenta de una realidad mucho más compleja, es decir, mucha más heterogénea.

En la literatura del Valle del Cauca, hacía falta un escritor que hiciera relatos sobre la vida de Buenaventura, capital del Pacífico Colombiano. Su obra narrativa es urbana, y está claramente relacionada con Virginia Wolf, James Joyce y Marcel Proust. La memoria es la motivación principal de cada una de las dos obras, y en su aún muy reciente novela, la memoria se configura en el tropo que da estructura a la narración. En Los Restos del Vellcino de Oro (2008) el narrador busca por las calles angostas, maltrechas y oscuras de la periferia de su ciudad al último de un linaje de rebeldes que había conseguido no doblegarse ante la presión del Estado; busca en los lugares invisibles la última pieza viva del rompecabezas de su génesis, cuando la rebeldía los había unido. Ésa búsqueda por la ciudad desencadena también un recorrido por los callejones de sus recuerdos, minas que se encuentran de repente con la realidad y le hacen avanzar en su peripecia, hasta que ésa singladura improvisada lo lleva, al fin, al lugar del encuentro con el fugitivo Santiago. Santiago ha huido por años de los asesinos del Estado y ahora, acorralado, está a punto de salir para siempre de Buenaventura. Su lucha por la justicia social, que es al fin y al cabo parte de la lucha por la libertad, se había convertido en los últimos años en su propia cárcel, aislado, disfrazándose de él mismo para que los asesinos no lo encontraran, y ya se estaba ahogando. El deseo de conservar esa memoria con vida no es un artificio literario, sino que es parte de la concepción histórica de una cultura, para quienes las prácticas orales no son simple "tradición popular", son el registro de sus experiencias colectivas en un lenguaje que les es propio.
Aparte de la cepa cultural del pacífico, Alfredo Vanín habla del cimarronaje y lo actualiza. En Los Resto ... la lucha por la libertad se refleja incluso en el erotismo de Telma y el narrador, quienes trazan recorridos urbanos e improvisan encuentros en las encrucijadas de su ciudad. Los dos buscan encontrarse en libertad con el otro, sin singladuras, sin planes preestablecidos, para no traicionar los más profundos anhelos que desde niños han cultivado. La historia de Buenaventura ha sido una historia de infamias ignoradas por el resto del país. Sus calles hierven de luchas clandestinas que son sofocadas por las oscuras fuerzas que ahí anidan. Cómo no sospechar que el puerto colombiano más importante del pacífico se esté hundiendo en sangre. Por fin, un escritor introduce a Buenaventura en el ámbito literario e intenta contar lo que nadie antes ha contado, lo que en todos los demás medios se ignora o se calla. En su poesía, el erotismo también ocupa un lugar determinante, y está atravesado por esa fuerza indestructible de la libertad, que él se encarga de exaltar como un asunto épico.

Su obra lírica está atravesada por la idea de César Vallejo de encontrar un lenguaje poético propio. Es por ello que de ella, y del resto de su obra, no se puede hablar en términos de oralidad pura, por ejemplo, sino de una amalgama pesada y medida minuciosamente por él, y que dio por fin a luz en 1990 con su poemario Cimarrón en la lluvia, la cual es para el autor la obra que revela su arte poética. En Islario (1998), Desarbolados (2004) y Jornadas del Tahúr (2005) revela una nueva dimensión del hombre, apoyándose en ángulos más universales, tales como los relatos míticos recurrentes en diversas culturas de todo el globo, o que son compartidas por el fenómeno de sincretismo, característico de la zona pacífica de Colombia. Cimarrón en la Lluvia ha sido estudiada por Stella Vidal, quien ha dicho que se trata de una poesía sin anécdota. Alfredo Vanín ha sido también invitado en dos ocasiones al Festival de Poesía de Medellín, en 1999 y en 2001.

Como etnólogo, es considerado por muchos como el más apasionado y comprometido representante de la causa afro-colombiana del pacífico. En torno a este tema ha elaborado en compañía de otros grandes investigadores cuatro obras de etnología. El primero con Álvaro Pedrasa, "La vertiente afro-pacífico de la tradición oral" (1986); el segundo con Nina de Friedemann, "La magia y leyenda en el chocó" (1995), el tercero y el cuarto son dos recopilaciones de relatos orales llamados "El príncipe Tulicio" (1986) y "Relatos de mar y selva" (1993). Cabe destacar que estos trabajos le han merecido la atención de investigadores internacionales y ha sido invitado al Festival del Imaginario, Casa de la Cultura del Mundo, en Francia durante el 2008 y la Feria del Libro de Guadalajara en 2007, en que leyó su texto de prosa poética "Ariadna" (este texto puede leerse aquí en el CVI). Entre el 2002 y el 2006, Alfredo estuvo dedicado a desempolvar los documentos de sus trabajos con CINARA (Instituto de Investigación y Desarrollo en Abastecimiento de Agua, Saneamiento Ambiental y conservación del recurso Hídrico), con quienes ha trabajado directamente en varias comunidades marginales de toda índole, en proyectos de conservación de la biodiversidad o de organización comunitaria con el fin de escribir dos guiones documentales sobre los resultados a largo plazo de estos trabajos. Los dos fueron presentados en México y Estocolmo. Este trabajo ha sido parte de su vida siempre, pues desde el comienzo se dio cuenta de la indiferencia con que los gobiernos colombianos han mirado a la mayoría de poblaciones campesinas y étnicas".
Alfredo Vanín vive actualmente en Cali.
(Tomado del Centro Virtual Jorge Isaacs, una página que recomendamos a todos los cibernautas. http://dintev.univalle.edu.co/cvisaacs )


Andenes

Y he aquí que escribí los más altos poemas
cuando me hallaba en el presidio, muy cerca de las costas del mar.
Pero juré un día volver a las luces agónicas de Londres
a las ensangrentadas piedras de Memphis
a las rocosas islas de un Caribe remoto
en medio de las olas que el mar impuro no reclama.
En aquellos tiempos las novias tenían la certeza de que no volvería
y aquello anegaba mi alma de una dicha inefable, parecida a la que guardan los ángeles
en las edades de quimera.
Salvo por las norias humanas de Blade Runner,
supe que este ya no era mi siglo: se había ido entre fantasmas,
había emigrado entre marinos de fanfarria, clonado por una máquina hechicera.
Por eso fui en busca de luz y tuve contacto con seres de otros mundos:
tigres marcados, arañas dobles,
hombres fosforescentes, mujeres como espejos de bronce,
vi la existencia equívoca y conocí la esencia de los mares.
Todo eso me fue revelado
para que un día predicara lo desconocido.
Pero no fui escuchado, me dieron a cambio las prisiones por casa
y estando allí recordé las visiones y escribí los más altos poemas



Zarzamora


Quise incitar el largo convite
de tu risa
negar el río sojuzgado
y entrar en las ardientes materias
de la gracia
me apresuré buscando fuego
incienso que atesoran los camaleones
centellas de unicornio no doblegadas a la hora
del león rampante
y traviesos veleros
robados a viejos pescadores del golfo
para acrecentar los festines de la madreperla.

Y he aquí que arpías y boleros
pregonaron la fama:
las mercenarias galerías cobijaban ahora
tus deleites
el viento destilaba un espeso alquitrán
y en tu deriva hembra
se marchitaban los dragones
dignos por lo demás de ciertos ecos.

Entonces sepulté mis navíos
aplacé para otras lunas la navegación del
hechizado
y entoné cánticos de alabanza
a las discordias del fauno que se queda ciego.

lunes, 12 de abril de 2010

CUMBRE DE CIBERNAUTAS DESCALZOS

Liliana, Camí, Campanita, Luisa y Jean
Chico y Toto encargados del asado

En nuestra casa de Santa Elena se reunieron los Cibernautas para darle la bienvenida a Jean Sutter, nuestro querido amigo de la Franche-Conté, quien llega por vez primera a Colombia. Jean ha anunciado la unión de su vida a nuestra querida Luisa, "Custodia de la secreta caja de la risa del país de los sueños". Para ellos lo mejor...

LAS HORMIGAS SE TOMAN EL CAPITOLIO NACIONAL











Celebramos la instalación del artista Rafael Gómez Barros que intervino el Capitolio Nacional. Sus hormigas gigantes parecen invadir este sitio emblemático de la nación, hoy tristemente ocupado por personas que averguenzan a los colombianos. Fotos de los Cibernautas Desacalzos.

ULISES: UN POEMA DE RAFAEL BENJAMÍN

Mural callejero. Bogotá calle 147 X 13. Foto Enrique Sánchez


Ulises



1.

Hay cuerdas destempladas en mi tiempo
Y una fisura de luz que estaba allí
Antes de que las mujeres robaran
Las flautas sagradas.

Hay estrellas apagadas bajo mi almohada
Y de sus gargantas de sangre y ceniza
Sale un canto dulce que me invita
A los caminos del agua
A los senderos de la piedra.
A los naufragios del viento…

Y la noche desciende florecida
Como una bendición…


2.

Por los viejos caminos de herradura
Pasan tropeles invisibles
Donde cabalga un hombre de ojos como llamas
Sobre una mula blanca de patas fosforescentes.

Huye, eternamente huye.

Han decretado la muerte del río de aguas cristalinas
Y los peces que transportaban el sol sobre sus lomos
Ya no están.

Los pretendientes destruyeron su casa
Y los cultivos
Los pretendientes
Raptaron a la tejedora de sueños
Y echados sobre los malecones desiertos
Maldijeron e increparon a los dioses.

3.


Llegó del aire
Con su mula blanca y su fiel perro
Cansado agotado cruzada la piel
De caminos y extravíos
Sus velludos brazos como aspas
Parecían rancios rejos quemados por el sol
Y lloró y lloró por los ausentes
Y por el dolor de los vivos.

El regreso fue su muerte y resurrección.

EL ORIGEN DE LOS ALIMENTOS



Niñas sikuani preparando la yuca. Fotos de Federico Álvarez

El origen de los productos cultivados en la Orinoquia (Tradición oral del pueblo Sikuani

( Fuente: Queixalos, Jimenez1991)





Antiguamente no había comida. Todos comían frutas, solo frutas de las que se encontraban en la selva. Los antiguos no tenían nada que comer y comían los hongos que salen de los árboles caídos. Comían frutas silvestres también.
Mono de Noche comía sin compartir con los demás. Conocía el Arbol de la comida que estaba al otro lado del Gran río. Mono de Noche se iba todos los atardeceres al arroyo donde la gente acostumbraba a ir a sacar agua. No se detenía ahí, sino que seguía hacia donde estaba el árbol de la comida. Se iba a comer piña del árbol Kaliawiri.
Mono de Noche regresaba saciado y satisfecho de haber comido allá. Como iba todas las noches a comer, se la pasaba los días durmiendo. Llegaba con olor a piña madura. Entre ellos se preguntaban:
-¿Qué será lo que come? ¡Parece que come comida!
Traía olor a comida, y ellos comentaban sin que él se diera cuenta. Dormía con la boca abierta y le quedaban fragmentos de comida entre los dientes. Se acerco uno de ellos y le sacó un pedacito de comida. Se lo pasaron de mano en mano y olía a bueno, olía a comida. Dijeron:
-¡Hay que ponerle atención! ¿Cómo hará él para irse sin que nos demos cuenta?
Ya por la tardecita se despertó el Mono de Noche para ir a comer piña. Paca se fue tras él. Iba de espía, para averiguar donde comía. Mientras Mono de Noche iba caminando por las ramas de los árboles, Paca iba caminando por debajo. Mono de Noche tiraba frutas, de esas que comía la gente antiguamente, para hartar a Paca que lo seguía por debajo, y que así dejara de seguirlo.
En la orilla del agua había una palma de manaca. Mono de Noche trepó por la palma. Cuando llegó al copo, la palma empezó a crecer. Creció y se dobló hasta llegar al otro lado. En esa misma dirección se zambulló Paca. Entonces vio el árbol de la comida. En este árbol había plátano, mapuey, batata, yuca, ají, piña, lulo, de todo había. También estaban la liana de veneno para pescar y la liana de capi. ¡Grande ese árbol! El copo quedaba cerquita al cielo. Era muy oloroso el árbol, las piñas eran grandes, con ojos grandes. Paca estaba espiando desde abajo a Mono de Noche, e iba comiendo los pedacitos que dejaba caer éste mientras comía.
Mono de Noche iba a comer otra piña cuando se le escapó de las manos. Paca la cogió. Mono de Noche se bajo rápidamente para recuperar la piña pero Paca ya se había zambullido. Regresó con la piña donde estaban los demás.
-Mono de Noche tiene allá un árbol donde hay toda clase de comida. Y él se esta aprovechando solo. Paca les repartió a cada uno un pedacito de la piña. Entonces dijeron:
- Es buena comida ésta. Entre todos vamos a tumbar ese árbol.
Al rato Llegó Mono de noche y se le sento al frente a Paca. Le dijo:
- Bueno, cuñado ¡¿Usted por qué fue a vigilarme?! ¿Por qué era usted, no, Paca?
- Cuñado, yo lo fui a espiar porque usted comía solo ¡Sabiendo que nosotros no tenemos comida!
Se agarraron a pelear. Cada uno empuño un tizón para quemar al otro. Paca le quemo el pescuezo a Mono y éste los cachetes a Paca. Por eso Paca tiene unos huequitos por aquí.
- ¡Si, yo descubrí ese Arbol de la comida! Por fin contó Mono de Noche después de la pelea. Entonces Mono de Noche animó a los demás, que si, que había que tumbar el árbol entre todos.
Se fueron todos, hasta allá donde estaba el Arbol. Cruzaron el Gran Río. Cuando la gente llegó allí lo primero que hicieron fue comer las sobras que había dejado Mono de Noche: plátano, yuca, caña, de todo vieron en ese árbol. Entonces algunos empezaron a trepar por la liana de veneno para pescar. Por ahí iban bajando los racimos, todo lo que podían bajar. Empezaron a hechar hacha; llegó la noche y se fueron a dormir. Cuando amaneció, estaba otra vez el tronco enterito. Así varias noches y varios días. Ya no dormían. El árbol estaba por caerse pero no se caía, entonces se dieron cuenta de que la liana de veneno para pescar venía del cielo y eso era lo que sostenía el árbol.
- ¡Nos va a tocar cortar la liana!
Pajaro Arrendajo y Ardilla se encargaron de cortar la liana. Pero resultaron ser varias las lianas que sostenían el árbol. Ardilla siguió cortando y cuando no quedaba mas que una liana, avisó a los que estaban abajo talando.
- ¡Tengan cuidado porque ya es la última liana que sostiene el árbol!
Al cortar esa liana se vino ese árbol al suelo. Ascendió entonces el firmamento, porque antes estaba bajito. Cayó hacia el lado de oriente. Ardilla salió proyectada con liana y todo. Fueron a parar por allá y se convirtieron en piedra.
Al caer el árbol todos los que estaban ahí se fueron a coger la comida que contenía ese árbol. Ají, caña, calabaza, todo eso recogían ellos.
Después estuvieron un tiempo ahí. Se instalaron a vivir en las cercanías del árbol..-