La sombra de un roble
Y bajo los robles
tu cuerpo se hacía agua
presa de otros ecos
otros espacios
otras sombras…
Alas ligeras
Alas ligeras cruzan el horizonte de mi soledad y me
anuncian que he de morir como una llama vencida por el tiempo.
El árbol mágico tiende sus ramas brillantes. Sus
hojas estallan en luz como pequeños soles.
La claridad de la mañana se posa en su rostro que
dulcemente duerme mientras yo escribo este inútil poema…
Tres niños cobijados
por un cielo de luciérnagas
Teníamos
sueños eternos
como dioses
y
aún no conocíamos el mar.
Una
palabra se abría en mil ventanas
Y
una caja de cartón podía contener el universo.
Éramos
tres niños cobijados por un cielo de luciérnagas,
éramos
tres los que viajábamos a la deriva
en
un libro de cuentos salvado de las llamas.
Caminando al filo del abismo
Cómo no dar pasos en falso
si las sombras que me dan apoyo
cambian de peso y de lugar
a cada instante.
Cómo no caer
Si todo es caída y
extravío
de la piel entre tu rosa.
Cómo no
caer
si todo
es caída...
Cómo no
caer
si nada
tiene sentido
en la
ciega mirada
de esta
noche...
Espera
Hoy he
visto las paredes
reverberar
bajo el sol
y los
jardines dormir
su
domingo verde
eterno
en las
fronteras del sueño.
Te
esperé echado en la hierba frente al
Museo,
te
esperé
mientras
se marchitaban
bajo
los saúcos
las
dulces flores del sur.
Esperé
tu sombra y tu camisa escotada,
esperé
la música de tus zapatos
sobre
el corredor adoquinado
y el
eco vertical
de tu
falda contra el viento.
Esperé
la muerte,
y no
llegó.
Vuelo
Más fresca es la gruta que te habita cuando te
ofreces al leve resplandor de la luna y tiembla tu cuello a la espera del éxtasis infinito del vuelo.
Árbol: Nadiel Rodriguez
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