viernes, 2 de mayo de 2014

ACUDISTE A LA CITA SIN TUS ALAS. Poemas de Enrique Sánchez






Acudiste a la cita sin tus alas


Acudiste a la cita sin tus alas
- las olvidaste –
no eran necesarias,
yo tampoco traje mi reloj de arena
-no sé si tengo uno –.




El parque de Lourdes es una algarabía


El parque de Lourdes es una algarabía
que deja desierto el corazón
y nada parece verdadero
a no ser la iglesia que imita
un termitero,
a no ser el vacío
de escalar la noche
y caer en la nada de la oscura taberna
subterránea
donde me invitas – para confundirme –,
a tomar una cerveza,
oír los sermones de Sttig
y contemplar una hormiga
arrastrando un cristal de azúcar.

Es hora de marcharnos.
Caminamos  por la Avenida Séptima
desafiando los fantasmas
que vienen con la llovizna de agosto,
Lestrigones, Cíclopes y
el mar ensombrecido de la duda
que me invita al dolor,
pero es tu mano quien me guía
y me lleva a la Itaca de tu cuarto
donde la noche se ha abierto,
cálida,
como una flor azabache.




Amanece

Amanece:
sobre los cerros
el día
asoma los ojos grises del alba
y bajo la estatua sin un nombre
frente al supermercado de la sesenta y tres
agoniza una paloma.

Es hora de ir hacia el trabajo, al rebusque
pero mi cuerpo está en huelga
y no obedece.



La noche suele esconderse


La noche suele esconderse
bajo las alas
de la alborada del viento.

La noche se desnuda de sombras
cuando el horizonte
es apenas un rayo de luz bajo mi puerta
y tu cuerpo se ilumina
de oscuros resplandores…


Es la eterna agonía del cemento

Es la eterna agonía del cemento,
la herrumbre primordial,
el horizonte herido
lo que lacera la mirada,
agobia la palabra,
y te hace esperar la noche
como una amante que sabe,
que es su último encuentro,
el último...



Trance luminoso el de la vida.

Trance luminoso el de la vida.

Duro trance el de la propia existencia:
atada al sueño,
torturada
por la palabra,
ceñida por el deseo.

Línea y espiral
sobre el abismo,
sucesión perpetua,
planos yuxtapuestos como espejos,
tosudas  alas, las del deseo de volar,
invisible centro, pedernal,
eje uno y múltiple,
sueño,
viaje, viaje,
inútil viaje  sobre los caminos de asfalto.

Duro y dulce trance
el de la propia existencia …



Qué sería de mí

Qué sería de mí
sin la secreta quietud
y el silencio interior
que sobrecoge
cuando subo a los cerros.

Rebosa mi corazón de alegría
y es mi corazón un tambor al viento.

La tarde me  toma todavía en las laderas de la vía a La Calera
y en el valle los tejados de arcilla  de La Candelaria parecen carbones encendidos.

Cruzan las aves y se divide la esfera del cielo.




Atardecer

No teníamos un lugar para la guerra sin cuartel
no teníamos un altar para compartir el pan
no teníamos un dios para rogarle
ni una maza para seguirle dando.

En este exilio del tiempo y del sentido
por amor y por necesidad
nos instalamos el uno en el otro.

Escribíamos poemas en los recibos del gas y la energía
y dibujábamos en los manteles de papel
de los restaurantes.

El atardecer en julio era un consuelo.
En el Parque Nacional, echados sobre la hierba
dejábamos  fugar los sueños
y en la doble  noche infinita de tus ojos
yo era apenas
una luciérnaga urbana
que soñaba
junto a ti
el comienzo de la errancia.



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