Thiago de Mello
Los estatutos del hombre (Acto Institucional Permanente)
Traducción: Francisco Yepes / Mario Benedetti
Artículo I
Queda decretado que ahora vale la verdad,
que ahora vale la vida,
y que de manos entrelazadas,
trabajamos todos por la vida verdadera.
Artículo II
Queda decretado que todos los días de la semana,
inclusive los martes más cenicientos
tendrán derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo III
Queda decretado que, a partir de este instante,
habrá girasoles en todas las ventanas,
que los girasoles tendrán derecho
a abrirse dentro de la sombra;
y que las ventanas deberán permanecer el día entero
abiertas para el verde donde crece la esperanza
Artículo IV.
Queda decretado que el hombre
no necesitará nunca más
dudar del hombre.
Que el hombre confiará en el hombre
como la palmera confía en el viento,
como el viento confía en el aire,
como el aire confía en el campo azul del cielo.
Parágrafo único:
El hombre confiará en el hombre
como un niño confía en el otro niño.
Artículo V.
Queda decretado que los hombres
están libres del yugo de la mentira.
Nunca más será necesario usar
la coraza del silencio
ni la armadura de las palabras.
El hombre se sentará a la mesa
con su mirar limpio,
porque la verdad pasará a ser servida
antes de la sobremesa.
Artículo VI.
Queda establecida, durante diez siglos,
la práctica soñada por el profeta Isaías,
y el lobo y el cordero pastarán juntos
y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo VII.
Por decreto irrevocable
queda establecido
el reinado permanente
de la justicia y de la claridad.
Y la alegría será una bandera generosa
para siempre desplegada
en el alma del pueblo.
Artículo VIII.
Queda decretado que el mayor dolor
siempre fue y será siempre
no poder dar amor a quien se ama,
sabiendo que es el agua
quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo IX.
Queda permitido que el pan de cada día
tenga en el hombre la señal de su sudor.
Pero que sobre todo tenga siempre
el cálido sabor de la ternura.
Artículo X.
Queda permitido a cualquier persona,
a cualquier hora de la vida,
el uso del traje blanco.
Artículo XI.
Queda decretado, por definición,
que el hombre es un animal que ama,
y que por eso es bello,
mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo XII.
Decrétese que nada estará obligado ni prohibido.
Todo será permitido,
inclusive jugar con los rinocerontes
y caminar por las tardes
con una inmensa begonia en la solapa.
Parágrafo único: Sólo una cosa queda prohibida:
amar sin amor
Artículo XIII.
Queda decretado que el dinero
no podrá nunca más comprar
el sol de las mañanas venideras.
Arrojado el gran baúl del miedo,
el dinero se transformaría en una espada fraternal
para defender el derecho de cantar
y la fiesta del día que llegó.
Artículo final
Queda prohibido el uso de la palabra libertad,
la cual será suprimida de los diccionarios
y del pantano engañoso de las bocas.
A partir de este instante
la libertad será algo vivo y transparente
como un juego o un río, y su morada será siempre
el corazón del hombre.
El poeta brasileño Thiago de Mello nació en 1926 en Barreirinha. Fue ecanrcelado por la dictadura militar en 1964 exilándose luego en Chile. Este es quizá su poema más conocido.
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