miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL PRINCIPE DE LA PIRAGUA: UN POEMA DE RAFAEL BENJAMÍN

Joven Nukak. Foto de Luz Helena García
Niño campesino del Sumapaz: Foto Carlos Sánchez (Toto)

El Príncipe de la Piragua

Ya con incierta pupila el crepúsculo parpadea...
(Rafel Reyes: La hora de Anáhuac)


Al Príncipe de la Piragua
lo vistieron de harapos
y lo mandaron
- rara ave peregrina -
al Santuario del Cristo Milagroso.

Allí estaba hincado
mientras estallaban las mechas del juego de tejo
y los ladrones entre la multitud
en la plaza del Santuario hacían milagros
sin perder la fe.

Al Príncipe de la Piragua
le dijeron que todo tiempo pasado fue mejor
y que las dudas en el infierno arden en la lengua
sin consumirse.

Las aves migratorias
cruzaron entonces por encima de las torres de la iglesia
sin que nadie las mirase.
Sólo el Príncipe de la Piragua tenía sus ojos puestos en el cielo:
una pluma puede ser un mal presagio.

El Príncipe de la Piragua se marchó :
sin su arco
sin su maraca ritual
sin su teléfono móvil
sin su radio de pilas
había cosas más urgentes que hacer...

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