lunes, 1 de enero de 2018
miércoles, 4 de octubre de 2017
martes, 12 de agosto de 2014
LOS
SISTEMAS TRADICIONALES DE CONOCIMIENTO SOBRE LA BIODIVERSIDAD
NOTAS 1
Los
sistemas de manejo y utilización de la biodiversidad y los valores asociados en
los grupos étnicos y comunidades locales se transmiten de manera oral y en
circunstancias sociales y culturales particulares donde hay una distribución
social y unas responsabilidades para el ejercicio y aplicación de los saberes
tradicionales y unos mecanismos culturales que regulan el acceso a los mismos.
Los sistemas orales y gestuales siguen siendo el eje de la transmisión del conocimiento
tradicional, Obra aquí una especial valoración del papel y poder de la palabra y de los sueños.
Hoy en día se observa en algunos grupos la adopción complementaria de alfabetos en las lenguas
aborígenes, y del castellano como segunda lengua o como primera, sin que se pueda afirmar que se haya perdido el papel de los sistemas orales.Pero preocupa si la desaparición o merma de la "oratoria"como carrera ceremonial y de los cantos y de algunos recitativos fundamentales para "curar" el mundo, la comunidad y las personas.
En
algunos grupos étnicos o comunidades locales ha surgido el afán por documentar
y conservar en medios escritos e imágenes las historias y circunstancias de sus
luchas por sus derechos territoriales por ejemplo, como un medio para prevenir
la erosión de la memoria cultural. Otros han
documentados sus sistemas de trabajo, sus artes y sus narraciones tradicionales.
Para algunos se corre el peligro de una folclorización del conocimiento
tradicional, otros piensan que hay que aprovechar las nuevas tecnologías para
perpetuar los saberes y valores de las comunidades.
El uso del adjetivo
de tradicional no tiene una connotación peyorativa. Se
aplica a los grupos humanos y comunidades locales tradicionales - como las
campesinas- que tienen modos de vida diferentes al del resto de la sociedad
nacional y que se rigen por normas propias, unas consagradas en leyes especiales y otras propias de su derecho interno.
Lo tradicional designa, además de estas
particularidades sociales y jurídicas, el origen de estos grupos en sociedades de ameríndias o en comunidades de
afrodescendientes cuya existencia es anterior a la constitución de la nación y
a su auto-identificación como pertenecientes a sociedades diferenciadas social
y culturalmente. Son también
características de lo tradicional la vida en
comunidades, y la alta dependencia para su sobrevivencia de la oferta ambiental
y del uso directo de los recursos biológicos. De especial interés resulta
también la existencia, en el caso de los grupos
indígenas, de complejos conceptuales consignados en sus historias de origen. .
Los
saberes y conocimientos sobre la naturaleza -
llamados por algunos autores como etnociencias
– tienen su propia estructura, lógica y reglas de funcionamiento –. La Ciencia (del
latín scire, saber) y el Conocimiento tradicional designan - como
hechos sociales - grandes sistemas de
conocimiento, de un lado, el de la sociedad industrializada dominante, y de otro, el de las sociedades tradicionales.
Ambos sistemas
corresponden a actividades sociales cuyo fin es la reconstrucción conceptual
del mundo y la producción de conocimientos. Los dos sistemas se interesan por
la cosmología y
responden a necesidades fundamentales de la sociedad. Es decir, tienen un
trasunto común: la necesidad social de observar de manera sistemática, conocer,
explicar, usar y transformar el medio y sus recursos para poder vivir tanto
desde el punto de vista biológico como cultural. La frontera entre
los distintos sistemas de conocimiento sobre la naturaleza suele ser a veces
imprecisa. La ciencia utiliza necesariamente
conocimientos tradicionales (la lengua, el alfabeto, el álgebra, por
ejemplo) y el conocimiento tradicional
utiliza el método inductivo y el ensayo y error, recursos propios del método
experimental.
Se
diferencian por el campo social en el que se desenvuelven, sus conceptos básicos
y modos de interpretación de los fenómenos naturales.
La
reflexión sobre el conocimiento
tradicional hecha desde los paradigmas
de la Ciencia - tal como se practica en las
sociedades modernas -, corre el
riesgo de caer en el reduccionismo - qué
del conocimiento tradicional es
funcional a La Ciencia - o de llegar a callejones sin salida, concluyendo
que no es posible estudiar el
pensamiento tradicional como un hecho social, para asumirlo como folklore o un
comportamiento exótico propio de los pueblos tradicionales.
Al igual que La Ciencia, el conocimiento tradicional sobre los
recursos biológicos constituye sistemas de conocimiento y que estos tienen sus
propias normas y lógica de funcionamiento.
también implica el conocimiento tradicional una especialización social; sin embargo, su concepción del campo y objeto de
conocimiento es integral y holística por derivarse de una cosmovisión particular en la que siempre está presente el origen de las cosas y su desenvolvimiento. El territorio está ordenado y tiene un sentido equivalente - con perdón por la comparación - al "marco teórico" de nuestras investigaciones.
Algunos autores muestran cómo en algunas
sociedades indígenas con frecuencia se utiliza el éxtasis y estados alternos de
consciencia por lo que el especialista del conocimiento suele manejar y usar
plantas estimulantes y/o alucinógenas. El conocimiento se expresa en historias de origen,
fórmulas rituales y en prácticas ligadas de manera principal a los sistemas de manejo ambiental, producción y salud.
El conocimiento está ligado
a la tradición y a los sistemas religiosos y chamánicos. La subjetividad juega
un papel importante. La palabra, el lenguaje como poder, es inherente al
conocimiento. Se transmite generalmente de manera oral y por la experiencia directa de maestros a
aprendices o iniciados.
Como puede verse, es difícil
trazar una frontera entre ambos sistemas de pensamiento. Se parte de que el conocimiento tradicional tiene su propia
lógica, sus propias normas, su propio campo de validez y eficacia. Implica una
práctica social y un esfuerzo de quienes buscan el conocimiento. Como lo
advierte G. Reichel – Dolmatoff “… el
conocimiento etnobiológico que el indio posee de su ambiente natural no es en
modo alguno fortuito o asimilado por simple familiaridad gradualmente
adquirida, o por repetidas experiencias sensoriales. Es un conocimiento
estructurado y metódico, fundamentado en una larga tradición de búsqueda y
adquirido en virtud de la necesidad, como parte de un repertorio intelectual
para la supervivencia biológica y cultural.” (1997:11).
En síntesis, conocimiento tradicional está referido o
hace parte de sistemas culturales complejos donde el conocimiento está
integrado a cosmovisiones propias, a tradiciones mítico-históricas que lo
sistematizan, y a instituciones y
regulaciones establecidas para el acceso, ejercicio, aprendizaje y
transmisión de conocimientos.
La pérdida del conocimiento
tradicional indígena comienza por la des-sacralización del mundo, y en
especial, de la naturaleza, que hace la
aculturación forzada produciendo una ruptura entre la interpretación de
la realidad y la tradición. Este proceso de pérdida cultural se da
también como resultado de procesos de
integración social, donde la institución escolar juega un papel importante. Se
presenta entonces una ruptura entre saber y tradición cuyo nexo es muy difícil
de restaurar. Se han observado y estudiado sin embargo,
casos excepcionales de recuperación y
reconstrucción cultural.
E.S.G.
martes, 3 de junio de 2014
EL VOTO EN LA ENCRUCIJADA. CARTAS A WILLIAM OSPINA
Foto tomada de Internet
Colombia está en un momento crítico de su historia. El próximo 15 de junio los colombianos deberán escoger presidente, y elegir entre mantener el proceso de paz que viene dándose en la habana entre el grupo insurgente de las Farc y el Gobierno Nacional, o continuar con la confrontación. El escritor colombiano William Ospina en una columna pública ha afirmado su intención de voto en favor del candidato del movimiento político "Uribe - Centro Democrático", de extrema derecha. Esto ha desatado una intensa polémica sobre el papel de los intelectuales en el contexto actual del conflicto armado colombiano.
Carta a William Ospina
Por
José Zuleta Ortiz
Querido William:
Siempre he pensado
que los intelectuales deben actuar, y que más allá de la retórica ideológica de
sus ideas, un intelectual, incluso un pensador, debe asumir acciones políticas.
Lo aprendí en casa; en1958 mi padre y mi madre se fueron a vivir al
páramo de Sumapaz con la intención de ayudar a formar a los campesinos que se
organizaban bajo el liderazgo de Juan De La Cruz Varela. Allí vivieron hasta
que el advenimiento de mi hermana mayor los obligó a regresar. Muchos años después,
entre 1985 y 1989 mi padre estuvo trabajando como consultor de paz para las
Naciones Unidas y viajó varias veces a los campamentos guerrilleros del M19,
para convencerlos de que entre dos males: la guerra o nuestra democracia, era
preferible, con todas sus inequidades y miserias, nuestra democracia. Hoy
los ex guerrilleros de esa agrupación aseveran que sus ideas y su
argumentación, fueron muy importantes para que El M19 decidiera desmovilizarse.
Ayer leí aterrado tu columna (y confieso que no la volveré a leer para no
volver a sentir el espanto y la tristeza que me produjo su lectura) en
ella dices entre otras cosas que: “considero a Zuluaga el menor de los dos
males.”(…) “una paz sin Uribe es como una mesa de dos patas.” Uribe y Zuluaga
representan ya a otro sector de la sociedad. Sé que no representan a los pobres
ni a los excluidos, sé que cada vez necesitamos con más urgencia la Franja
Amarilla, pero ya no representan a esa vieja élite clasista, racista, que
gobernó al país por muchas décadas y nunca supo qué país era este”. La verdad
William me tocó releer, frotarme los ojos, para saber si era verdad que
decías lo que decías. Sabes que muchas personas en Colombia te consideraban un
pensador de nuestra sociedad, creían en ti, leyeron tus libros tratando de
encontrar en ellos una hebra de luz sobre la penumbra de nuestra realidad. Hoy
siento que has decepcionado a mucha gente. Y tengo la sensación de que en tu
escrito hay una vanidad que te enceguece. Quiero creer que es eso, tu vanidad,
y no tus ideas lo que te llevó a hacer tales afirmaciones. Digo que tu vanidad
porque detrás de tus argumentos gravita un “sé”, “sé”, “sé”: yo sé más
que todos y veo más lejos. No querido William, estás muy equivocado, y algo
peor, estas confundiendo a mucha gente. Entre los dos males que se ciernen
sobre el futuro de Colombia el peor es Uribe. De eso no te quepa la menor duda.
Te recuerdo un texto de mi padre (a quien tanto citas) sobre la Guerra:
“Si alguien me
objetara que el reconocimiento de los conflictos y las diferencias, de
su inevitabilidad y su conveniencia, paralizaría en nosotros la
decisión y el entusiasmo en la lucha por una sociedad más justa, organizada
y racional, yo le replicaría que para mí una sociedad mejor es una
sociedad capaz de mejores conflictos. De reconocerlos y de contenerlos.
De vivir no a pesar de ellos, sino productiva e inteligentemente en
ellos. Que solo un pueblo escéptico sobre la fiesta de la guerra, maduro
para el conflicto, es un pueblo maduro para la paz”. Estanislao
Zuleta
Tu amigo José Zuleta
.
De:
Gabriel Jaime Franco
Fecha:
1 de junio de 2014
Asunto: Lo de William
Para:
ntcgra@gmail.com
Queridos
amigos de NTC:
He leído, con
estupefacción primero (pensando que se trataba de una ironía y que párrafos más
adelante me encontraría con otra cosa), y con rabia y tristeza después (una vez
que tuve el valor de leerla entera), la lamentable, irresponsable y
casi criminal columna de William Ospina en la que con argumentos
peregrinos y febles explica por qué votará por el señor Zuluaga. Sigo sin
entender, la razón me desasiste y huye: lo que he leído, ¿es lo que he leído? Y
sí: es lo que he leído. Y no entiendo. Como no entiendo la todavía más
feble posición de Jorge Enrique Robledo, Clara López y la dirigencia toda del
Polo, que en un arranque de “pureza” ética han optado por una blancura que es
también casi criminal, pues no puede ser sino criminal soslayar un hecho
inocultable: que el triunfo de Uribe es el triunfo de asesinos pillados en
flagrancia, que el voto por Uribe y su muñeco es la elección de otros 100 años,
ya no sólo de soledad, sino de muerte.
Sé que votaré por Santos
con agriera, pero sé también que no he elegido el fascismo, que mi opción no es
ni será la sombra, que mi bandera no es luto. El mismo día de las elecciones,
en la noche y entre lágrimas de impotencia y rabia, escribí el poemita que
encontrarán líneas más abajo, que dedico ahora a William Ospina y a los
electores paisas. Están en libertad de publicarlo, si es que ética y
estéticamente les parece que se sostiene. Va mi abrazo afectuoso,
Gabriel Jaime Franco
El
triunfo de la muerte
He aquí
el tiempo de los asesinos
Rimbaud
Quien siempre ha vivido en la
sombra
Tiene miedo de la luz.
Quien no vio y vivió sino
en lo oscuro
no tiene nostalgia de la luz:
Elige entonces lo suyo: la
sombra, lo oscuro,
Y en ellos, en lo oscuro
y en la sombra,
se agazapa,
Se encoge y se recoge.
Más muerte, dice, más
sombra, grita,
No me den luz,
Déjenme aquí, no me den luz,
Esa cosa imposible y lejana que imagino,
Esa cosa lejana que imagino y me da miedo.
No me den luz,
Esa cosa lejana que imagino y que no veré nunca,
Déjenme en lo oscuro, dice y grita,
Déjenme en lo oscuro:
Es el único sitio que
conozco.
martes, 20 de mayo de 2014
TU LEVE MANO: POEMAS DE ENRIQUE SANCHEZ
Continuamos con la poesía de Enrique Sánchez. ( Ilustraciones de N. Rodriguez)
Tu leve mano
Sentados en las escalinatas del muelle
Sentí tu débil mano
Sobre mis labios
Como una flor de domingo.
Supimos
Que no era posible amurallar el silencio,
Y que en el horizonte de las despedidas
Eran
inútiles los rituales,
Y que en tu piel,
Con olor a hierba fresca
Y lluvia,
Se anidaban esperanzas
Que no queríamos nombrar.
No era posible amurallar el silencio...
Sentado sin rumbo en una mesa
Heme aquí
Sentado en esta mesa
Lucubrando sueños
Sin que nadie acuda
Me recuerde
O se equivoque y diga
Perdón
Sólo perdón
Estoy equivocado.
Heme aquí sentado en esta mesa
Mirando a
través de la ventana
El
horizonte gris de una tormenta
Una paloma
que pasa
Una sombra
Una
mariposa nocturna
Que ha
perdido su rumbo.
Y mi café
Y mi triste
taza de café
Está fría
con sus labios estampados
En el
brocal oscuro
Del pozo en
el que vivo.
Despedida
Avanzas inexorable hacia el agujero negro de la puerta
de embarque
que se traga tu
cuerpo, el bolso con mis poemas y la mochila de viaje.
Solitario
agoniza un adiós en tu mano
mientras tu
presencia se desvanece en el laberinto del tiempo.
No sé qué fue
real,
No sé qué ventana
invisible abrí
y que puerta me
cerró el destino…
A un libro
Libro amigo:
Camino íntimo
canción viajera
ventana infinita
abrigo de alas
y de sueños...
Suspendido
en el vacío de mis manos
me sostienes...
Luz marchita
Más insomnio para la eternidad
del cuarto mío
con su día,
con su rueda dentada
y el polvo de los sueños
cubriendo una radio que no está,
un televisor amordazado
en la casa de empeño,
una máquina de coser que se marchó
con la vida en un hilo.
La luz amarilla del espejo detenida
sobre tu carta – la que nunca terminaste -
inaugura
una nueva era geológica.
No sé
si mi espíritu
se ha marchitado,
o si es este pedazo de sombra que cojea y
me acompaña,
o es esta nada que lentamente abandona el cuarto
para siempre.
Una cita con el pasado
Su armadura rota
su yelmo donde
refulgía el sol
se deshace al despertar en
la estación de autobuses.
Va a una cita con el pasado
para reclamar su cuota de
esperanza.
El hambre es la medida de
todas las cosas
le había dicho el profeta loco del Café Pasaje
tras apurar una copa de
aguardiente.
La noche será una puñalada
por la espalda
presintió
cuando ella abandonó el
cuarto
y el eco de sus pasos
amortajaron
su corazón.
Su hazaña es vivir
Camina sin otro horizonte
que su corazón
y se sabe cierto
y no le importa la lluvia
ni el peligro de las
calles.
Su hazaña es vivir...
y nada más.
miércoles, 14 de mayo de 2014
LA SOMBRA DE UN ROBLE: POEMAS DE ENRIQUE SÁNCHEZ
La sombra de un roble
Y bajo los robles
tu cuerpo se hacía agua
presa de otros ecos
otros espacios
otras sombras…
Alas ligeras
Alas ligeras cruzan el horizonte de mi soledad y me
anuncian que he de morir como una llama vencida por el tiempo.
El árbol mágico tiende sus ramas brillantes. Sus
hojas estallan en luz como pequeños soles.
La claridad de la mañana se posa en su rostro que
dulcemente duerme mientras yo escribo este inútil poema…
Tres niños cobijados
por un cielo de luciérnagas
Teníamos
sueños eternos
como dioses
y
aún no conocíamos el mar.
Una
palabra se abría en mil ventanas
Y
una caja de cartón podía contener el universo.
Éramos
tres niños cobijados por un cielo de luciérnagas,
éramos
tres los que viajábamos a la deriva
en
un libro de cuentos salvado de las llamas.
Caminando al filo del abismo
Cómo no dar pasos en falso
si las sombras que me dan apoyo
cambian de peso y de lugar
a cada instante.
Cómo no caer
Si todo es caída y
extravío
de la piel entre tu rosa.
Cómo no
caer
si todo
es caída...
Cómo no
caer
si nada
tiene sentido
en la
ciega mirada
de esta
noche...
Espera
Hoy he
visto las paredes
reverberar
bajo el sol
y los
jardines dormir
su
domingo verde
eterno
en las
fronteras del sueño.
Te
esperé echado en la hierba frente al
Museo,
te
esperé
mientras
se marchitaban
bajo
los saúcos
las
dulces flores del sur.
Esperé
tu sombra y tu camisa escotada,
esperé
la música de tus zapatos
sobre
el corredor adoquinado
y el
eco vertical
de tu
falda contra el viento.
Esperé
la muerte,
y no
llegó.
Vuelo
Más fresca es la gruta que te habita cuando te
ofreces al leve resplandor de la luna y tiembla tu cuello a la espera del éxtasis infinito del vuelo.
Árbol: Nadiel Rodriguez
sábado, 10 de mayo de 2014
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